Neuroatípicos, la dislexia
La dislexia se ve como un problema poco habitual y eso no es así. Hay
una amplia gama de sintomatologías asociadas y una población mucho más
alta de la que sabemos.
La dislexia en una forma neuroatípica de procesar la estimulación eferente que recibe nuestro sistema nervioso, ésta es procesada de una forma diferencial respecto a los individuos con un procesamiento neurotípico. Este procesamiento diferencial también afecta a la respuesta aferente de nuestro sistema nervioso, no sólo aquella respuesta visible, también la no visibles. La dislexia, por tanto, podemos calificarla como un síndrome que afecta a una gran cantidad de áreas de desarrollo, relación y adaptación del individuo. Las primeras señales que detectamos e identificamos como una dificultad en el individuo disléxico, es su comportamiento respecto a la lectoescritura. El aprendizaje del código fonológico y correspondencia entre grafema y fonema es la primera fuente de sospecha. Su procesamiento semántico resulta diferente al de un individuo neurotípico y esto hace que se retrase respecto al aprendizaje de la lectoescritura. En la destreza de la lectoescritura, el individuo disléxico siempre presentará un retraso frente al individuo no disléxico, este retraso ira generalizando su dificultad, llegando a afectar a áreas relacionadas con la comprensión y con la memoria de trabajo, ya que su forma de codificar la información según la distribución funcional de la recepción eferente en su cerebro, no es compatible con la exigida por el medio en el que se encuentra. Cuando nos referimos a "medio", nos referimos a la serie de códigos en los que estamos inmersos y que hemos creado para ordenar nuestro entorno, códigos comunes que faciliten el entendimiento. Códigos como, el alfabético, el numérico, la división estacional del año, la agrupación de los días en años, en meses y en semanas, la división del tiempo en horas, minutos y segundos, o incluso el SI (equivalencia de medidas internacional) o la nomenclatura de las formulas o las tablas de multiplicar y la lista de los tiempos verbales.
Todos los códigos antes mencionados, para un disléxico, son retos, pasan de ser, una manera de organizar y conceptuar lo que le rodea, a reto, siendo éste incompatible con su orden natural, el que su procesamiento neural encontraría lógico, por ello, en todas estas áreas, irá acumulando dificultades y esas dificultades harán que el disléxico desarrolle estrategias de afrontamiento diferentes a las habituales en cada una de ellas, este tipo de afrontamiento le facilitará en parte la adaptación y en otra parte le complicará muchísimo el trabajo, haciéndole más lento, ya que tendrá que emplear más recursos que el individuo neurotípico para adaptarse a ellos. No sólo es una desventaja, el disléxico en esta historia a la que se adapta sin herramientas formales, desarrollará y perfeccionara otra serie de herramientas, las suyas, las que le vienen dadas por su equipo de salvamento, (relación diferencial entre sus áreas neurológicas) que manejará de la forma más productiva que pueda para llegar a relacionarse con esa realidad que le rodea. En esta adaptación habrá momentos, como por ejemplo su historia educativa, que serán mucho más difíciles de superar y manejar para él que otros, como el desarrollo de lo aprendido dentro y fuera del sistema educativo, en donde esa falta de adhesión a las normas y códigos básicos de orden general hará que pueda adaptarse mucho más rápidamente a muchas cosas, pueda crear, generalizar y ser mucho más sensible a los detalles no explícitos del mundo que le rodea, aunque conservará todas las dificultades anteriores para darles forma de acuerdo a los códigos establecidos en la sociedad en la que vivimos. Yo me hago una reflexión, a modo de comentario, que sería de un disléxico o un neuroatípico en el paleolítico.
A lo mejor era el jefe de la tribu, como no escribían y aprendían desde la creatividad y la experiencia para adaptarse al medio hostil en el que vivían, es posible que ahí encontrara su momento histórico de triunfador. El individuo neuroatípico con una forma diferencial de procesar la información, va generando una serie de síntomas, carencias, ventajas, déficit y peculiaridades que convierten a esta diferencia en algo que como antes hemos dicho, podemos denominar síndrome, ya que afecta a mucho más que un área de su desarrollo y de su capacidad de ser y existir. Podemos añadir a esto, que el grado en el que se manifiesta este conjunto de síntomas, le otorga derecho a la denominación ya que hay muchos grados diferentes de afección y de generalización de la sintomatología disléxica. La dislexia hasta nuestros días, no podemos decir que no existiera. Lo que si podemos decir es que ha recorrido un largo camino en el desarrollo del concepto. En un principio se creía que era una dificultad visual que afectaba a la escritura y a la lectura. Más cercano en el tiempo tenemos el concepto de una dificultad que se podía "curar".Lo que si tenemos claro es que es una diferencia respecto al individuo denominado "normal" o lo que a partir de ahora llamaremos "neuroatípico", término este que nos permite tratar a una diferencia, que debe de ser atendida como dificultad, sin por ello calificarla de trastorno. El cambiar la nomenclatura respecto al trato o maltrato, dado hasta el momento a este término ha sido una idea genial y muy bien acogida por el colectivo, la idea a nacido de una de las mejores especialistas en trastornos de aprendizaje que yo conozco, una trabajadora de campo en este mundo cambiante en leyes y nombres de la educación, llamada Ana Cerecedo, Secretaria de la Asociación, Avanzar con la dislexia, la acuñación del termino en sí, ha sido idea de nuestra Presidenta, llamada Blanca Gallego, víctima del sistema al respecto, ya que tiene un hijo disléxico el cual, el simple hecho de darle un diagnóstico que le procurara una apoyo en el centro o la facilidad de acceso a una serie de apoyos, ha sido una tarea casi, podemos decir que Titánica.
Por todas las razones antes mencionadas y por muchas más que harían este documento algo infinito, creemos que el sistema educativo debe de tomar medidas respecto a la sensibilización, visualización, diagnóstico, tratamiento y medidas de discriminación positiva del colectivo no diagnosticado, no atendido hasta el momento o resistente al tratamiento. ¿Por qué?Se debe de tomar medidas, porque los sujetos neuroatípicos, si están diagnosticados con prontitud, pueden llegar a padecer de forma mucho menos sebera las consecuencias negativas de su diferencia y que éstas tengan una prevalencia menos traumática en la su vida. Esas dos pequeñas grandes cuestiones cambiarán completamente la vida del sujeto neuroatípico, donde antes no encontraba más que frustración y dificultades, ahora encontrará oportunidades de crecimiento y adaptación, pudiendo desarrollarse en toda su potencialidad. Sensibilizar a la comunidad educativa de la existencia de este problema y de la diversidad en su sintomatología. Para ello creemos que sería necesario una campaña de charlas informativas para padres, profesores y alumnos, informando de las diferentes caras de la dislexia y de su sintomatología. Intentar que dejen de pensar que la dislexia es algo que aparece en raras ocasiones, ya que no es cierto, o que aquellos que la padecen escriben en espejo o tienen muy mala letra, no sólo eso es dislexia. Visualizar, en este sentido creemos que puede haber dos vertientes de trabajo: Que el sistema al reconocer la prevalencia del problema pueda marcar un protocolo de actuación claro respecto a la dislexia, con un orden específico. Utilizando la misma ley que se usa para otras dificultades de aprendizaje, se le daría la importancia necesaria y se evitaría que la visión personal de los docentes, tanto en primaria como en secundaria, interfiriera en el apoyo necesario.En este momento existen varias herramientas que pueden prediagnosticar, es decir, hacer un primer filtro que detecte a los sujetos con más riesgo. Esta medida, es una medida ahora mismo gratuita y que no implicaría un gran esfuerzo ni un consumo excesivo de tiempo para el sistema educativo y sí supondría un gran beneficio para numerosos niños que viven en una situación de precariedad, que con el tiempo, se traducirá en caldo de cultivo para un fracaso escolar.
El niño disléxico que no está diagnosticado de forma temprana, no puede aprender con las metodologías que le ponen a su alcance, esto hará que se etiquete y sea etiquetado como un niño poco trabajador, que le cuesta aprender, un niño "problema" dentro del sistema, que vivirá catalogado de ese modo y frustrado, hasta que después de posiblemente innumerables intentos de diagnóstico, se dé con su problema, eso en el mejor de los casos. Durante todo este tiempo, el niño desarrollará una serie de estrategias de afrontamiento a su situación que supondrán en el futuro dificultades añadidas en el desarrollo de sus destrezas, de su desarrollo emocional y comportamental. Respecto al diagnóstico, aunque existe una tipificación clara para la dislexia en el DSM V, el sistema sanitario no se ocupa ni de su detección, ni de su tratamiento. El diagnóstico y tratamiento de la dislexia queda enteramente en manos del sistema educativo, por tanto, ahora con más razón se debe de dar prioridad a su valoración y dotar a los evaluadores de las herramientas necesarias físicamente y de un protocolo de actuación que no permita que se pase por alto. Hasta este momento, en las primeras evaluaciones que hace la consejería de educación a cualquier niño que presenta una dificultad no existen test, ni medidas específicas que puedan evaluar de forma directa la dislexia, sólo se hará una evaluación específica, cuando el cuadro de síntomas sea lo suficientemente evidente. Teniendo en cuenta la desinformación general que hay de la verdadera naturaleza y características de la dislexia, esto retrasa mucho el diagnóstico, solapándose otros que pueden haber nacido justamente de la raíz del problema, la dislexia. El padecer o no dislexia y las dificultades que esta genera, hace que el alumno sea más sensible a desarrollar otras dificultades que se van sumando a lo largo de su histórico.
Por ejemplo, es muy posible que el sujeto que padece dislexia, desarrolle una falta de atención que no tenga su origen en el TDHA y si lo tenga en la imposibilidad de seguir las clases diarias en el aula, se pueden desarrollar otras muchas formas de evitación que suelen verse asociadas a la dislexia y que tienen su origen en la necesidad de pasar de la manera menos frustrante posible cinco o seis horas en el colegio como si de una carrera de obstáculos para gigantes se tratara, sin perecer en el intento. El diagnóstico debe de ser lo más temprano posible para facilitar destrezas adaptativas, que le permitan aprender al ritmo de los demás sin tener que utilizar "atajos" que después se conviertan en parte del problema. El tratamiento de la dislexia en edades tempranas requiere una metodología más instrumentalizada que permita al niño experimentar el aprendizaje de una forma más integradora y llegar a comprender la lógica de los sistemas y códigos que posteriormente tendrá que manejar de forma habitual, interiorizándoles en su repertorio de estrategias habituales. Hay una gran diferencia entre los conocimientos sobre dislexia del profesor de infantil, primaria y secundaria y esto se ve reflejado en la respuesta del profesional. Por esa razón y por todas las que hemos dado con anterioridad, creemos que la mejor manera de abordar este problema es creando un protocolo fijo de actuación que poco deje al azar y mucho al intervenir. En la época de infantil y primera etapa de primaria, se debe de poner mucho hincapié en el aprendizaje de los códigos, para otros niños los sistemas utilizados habitualmente son efectivos, sin embargo para el niño disléxico, el aprendizaje de los códigos entraña una gran dificultad. En todos los niños el pensamiento en imágenes en estas edades es el predominante, sin embargo el niño neurotípico, puede pasar a una representación en códigos con mayor facilidad, pasar esta barrera en las formas de su pensamiento es sencillo para él y seguirla utilizando también, sin embargo el niño neuroatípico, es más resistente a ese cambio y paraliza su aprendizaje si le ponemos las mismas cotas, ya que su forma dominante de representación interna de sus pensamientos siempre va ser por medio de imágenes, como si de un video se tratara.
En ese punto es donde más hay que incidir en la etapa prelectura y escritura, de esta forma el niño neuroatípico logará interiorizar los nuevos códigos. Esto le llevará más tiempo que al niño neurotípico. Época de primaria y secundaria, es muy dilatada y el niño va cambiando, en general, el niño neuroatípico deberá contar con las siguientes medidas. No evidenciar en público como un problema sus diferencias. Podemos poner el ejemplo de leer, el niño disléxico, aunque interiorice el código fonológico y consiga emparejar sin problema el grafema y el fonema, leerá más lentamente, ya que su representación mental del lenguaje escrito le llevará a ver la palabra como un todo y necesitará más recursos para decodificar lo que lee. Al hilo de la anterior, el hecho de que el sujeto disléxico necesite más recursos para pasar a su lenguaje mental todo aquello que está codificado, hará que necesite más tiempo en general, más tiempo de aprendizaje y también más tiempo a la hora de ser evaluado. Más tiempo en los exámenes por ejemplo, también en los dictados, en la recuperación de lo aprendido. Debido a la forma en la que su mente piensa, debido a su neuroatipicidad, cualquier representación visual de lo que necesita aprender, en la que intervengan todos los sentidos posibles y cuente con movimiento, le favorecerá el aprendizaje. Con lo cual, los medios audiovisuales son una fuente importante de saber para ellos que puede significar en muchos casos la diferencia entre el poder y el no poder. TIC. APP facilitadoras. Deletreo, subrayado de textos, letras más grandes y en verdana o arial, párrafos más separados, mayor orden en las preguntas, subrayado de lo importante en los exámenes, dibujos explicativos.
Comunicación general con sus referentes con agenda o app organizadores, el hecho de que no apunten sus deberes no es falta de responsabilidad en muchos casos y sobre todo, que no lo apunten en el lugar que debe o en el día que debe, puede ser falta o dificultad con la temporalidad, que también está sujeta a códigos.El uso de libretas que faciliten el orden, la escritura o el dibujo. Las libretas de rayas para escribir, de cuadros para matemáticas y después milimetradas para poder utilizar los pequeños cuadros para dibujar con pistas de medida o hacer partes. Separadores, etiquetas en los libros que permitan organizar. Al concebir la palabra como un todo y tener que descodificarla para verla en sus partes, el alumno disléxico suele cometer bastantes faltas de ortografía que no puede evitar y no deberían de interferir en la valoración de sus ejercicios o de su rendimiento en general. Las faltas de ortografía se trabaja.
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